martes, 4 de enero de 2022

Sobre Religión


El ser testigo de un delito y no denunciarlo, es convertirse en cómplice, y por tanto es atribuirse una pena similar a la del criminal. No denunciar el delito, no contribuir en su solución, es para nuestra miserable desgracia, negligencia.

La gente que rehuye al hablar de política y religión, es astuta al pretender evitar disgustos y hasta moretones, pero también manifiesta apatía dialéctica si de interlocutores honestos se trata.

Sin negar los principios positivos de la Religión y sobre todo la buena voluntad de quien nos la haya inculcado, es saludable, positivo, propio, natural y permisible ejercer el espíritu inquisitivo inherente de nuestra especie, cuando nuestra razón y sentido común observan incoherencias que ponen en duda las causas que sostienen nuestras creencias.

 ¿Por qué hay gran variedad religiosa? Tan simple interrogante patenta que algo esta mal en el fundamento religioso de la gente.

Esta simple interrogante origina el deber de elucubrar la Religión, con el que la gente cumpla con una responsabilidad individual[1] que certifique la dignidad de su vida no-gregaria.

[1] La responsabilidad-social radica sobre todo en los valores, como la tolerancia y la libertad-de culto.



El valor de la Religión, para quien la ejerce,  es el mayor de todos, tan simple que por antonomasia es lo sagrado. De ahí que se invita al lector, ya no solo a reflexionar sino actuar y ejercer una religiosidad, o al menos una conducta  o vida saludable para el resto de su prójimo, siendo simplemente buen ciudadano, así de simple; pues de lo contrario, demostraría ser cómplice de las mentiras religiosas, e hipócrita, al creerse una buena persona, cuando es un gazmoñero que ni aplica lo que cree, ni mucho menos sabe  por qué cree en lo que cree con fundamentos, solo se dedica a festejar sus ritos. 

Si realmente te interesa el bienestar común y la introspección lectora, hay suficiente material para camellar.

 Y sobre todo para aquel pródigo religioso, lego un mandamiento realmente nuevo: 

NO CREAS EN DIOS EN VANO.


Que todo sea para bien.

W

lunes, 3 de enero de 2022

Agnóstico y guadalupano

W, Mex 12,12, 2021


Se puede ser agnóstico y ser guadalupano. Se puede ser anticatólico y ser guadalupano. Parecen afirmaciones absurdas por ser aparentemente excluyentes, pero tienen mucho sentido y conmensurabilidad una vez que le prestas atención por un rato para reparar por qué.

Para empezar, intrínsecamente la hipocresía religiosa es lo que permite calificarse guadalupano sin ser católico, y más aún antirreligioso; pues si un confeso católico se comporta abiertamente opuesto a lo que expresa su doctrina mediante una conducta licenciosa para su fe, un no creyente al conducirse "contrariamente" a la doctrina católica por definición, es en la práctica equivalente.

Extrínsecamente la inercia cultural nos impone automáticamente atributos por regionalidad, o sea hablando "en cristiano" cuando uno como mexicano piensa en Tailandia, Camboya, Tíbet, Japón, China, entre la abstracción aparece el budismo como religiosidad de los habitantes de aquellos países, y al estar allá, ese súper-yo (psicoanalítico) hará que pensemos y tratemos a los lugareños como "budistas" aunque no lo sean. Análogamente de allá para acá, nosotros somos católicos guadalupanos, hasta demostrarse lo contrario.

Con estas justificantes accidentales uno puede afirmar como mexicano, agnóstico y anticatólico, ser guadalupano. Pero hay justificaciones sustanciales, las cuales son las importantes como interesantes, a saber:

1. Como mexicano me hace sentir especial la idea de vivir en una tierra sagrada. Hay mitologías como las griegas, con deidades como Quetzalcóatl, Tláloc o Coatlicue; pirámides y centros ceremoniales cuales culturas egipcias o celtas. Los aztecas deambularon y lucharon hasta encontrar su tierra prometida, con una águila sobre una nopalera, devorando una serpiente; así como los hebreos erraron y lucharon con muchos pueblos hasta encontrar el lugar donde manaba la leche y la miel. Tenemos sincretismos como los tiemperos, la Santa Muerte, Martín Malverde o San Juan Soldado. Y por supuestísimo contamos con la epifanía de María del Tepeyac, El Crisol de todas las religiones y mitologías anteriores. Que tuvimos el honor de ser uno de sus epicentros siendo elegidos por Dios, por los dioses. Cada divinidad, cada leyenda o mito, cada monolito y artesanía, han trascendido fronteras siendo admirados por europeos y gringos, y venerados por otros pueblos latinoamericanos. ¿Cómo negar mi veneración ante semejante legado divino?

1.1. Como elemento avergonzado de la gandallés del patriarcado, siento una vehemente deuda justa y justificada con las mujeres, además de mi instinto halagüeño de cortejo biológico de simpatizar con ellas. Acepto su valor como equivalente al del varón, según sus propiedades biológicas. Por esta justificación, totalmente herética, es que también veo en ella un Crisol Universal que representa el aspecto femenino de las cosas, de los fenómenos y las entidades; El Yin del Tao, la herejía del determinismo; la caricia contra la mano dura del Padre; el caos como germen de la vida y del incierto e indecidible destino, que por el dedo de Dios Padre se escribió.

1.2. Toma con una mano a Lilit y con la otra a Magdalena en acto de sororidad, para no solo ser igual al hombre, sino La Santísima Teotokos y Cristotokos, en loor corilidiano.

1.3. Es la Diosa Madre, Pachamama, Gea, Omecihuátl, la Madre de la Tierra, de la que fuimos formados, de la que comemos, de la que levantamos nuestros hogares, y a la que regresaremos.

1.4. Es Isis que guarda los secretos y puede revelarse como Amaterasu.

1.5. Es Coatlicue, Tonantzin, Madre de la Tierra, Madre de los Dioses, Diosa de la Vida, Diosa de la Muerte, la Santa Muerte con aterradora imagen que come humanos al ponerse el Sol.

Por todo esto soy guadalupano. Pero,

2. Como filósofo considero auténtico milagro la epifanía mariana en suelo mexicano. No me interesa demostrar la autenticidad de las apariciones para satisfacer a los incrédulos o al Vaticano, pero hay hechos, inconsistencias e interrogantes que justifican la fe del devoto, como yo.

2.1. El origen material y artísitico de la tilma de Juan Diego no tiene explicación satisfactoria. Aunque se suponga que fue artesanía nativa, no hay otra semejante o igual en el Valle de México para argumentar una comparación contextual. Aunque puedan aparecer evidencias posteriores, resulta muy extraño que no haya algo por mínimo que sea, de otra artesanía en Ciudad de México, pues no fue una obra prehispánica, sino colonial, o sea la técnica no se murió con Teotihuacan, ni se puede asegurar que haya sido exclusiva de los mexicas.

2.2. No hay templos ni capillas en México ni en América continental de María de Guadalupe de Extremadura, ni advocaciones semejantes, que no sea la Guadalupana Mexicana. Ni siquiera en el archipiélago de Guadalupe en las Antilllas, renombrado así por Cristóbal Colón, supuesto devoto de la Guadalupana de Extremadura, hay algo que se relacione con Ella, como para teorizar que la Guadalupe Mexicana fue por devoción de españoles-laicos. Es más, no hay evidencia de evangelización de religiosos regulares ni seculares de los siglos XVI y XVII, en nombre de María de Extremadura. El parecido icónico entre la Virgen Negra y la Virgen Morena es mínimo, ¿las estrellas? Y sus epifanías mitológicas son totalmente ajenas, así que no veo justificación de ver el origen de la devoción en España, como lo supusieron los confundidos Juan Pablo II y Pío XI.

2.3. El sustantivo "Guadalupe" es inseparable entre las advocaciones del Tepeyac y de Extremadura. Con base en el párrafo anterior, es muy complicado saber el origen o por qué se llama así María del Tepeyac, que no sea por acto irracional de fe, porque así lo quizo Ella. Suponer no da consuelo. Ciertamente entre los mismos católicos se acepta que "Coatlaxopeuh" (la que aplasta a la serpiente), pudo haberse con-fundido fonéticamente con la "Guadalupe" de las Antillas y de España, por los gachupines y criollos, pero no por los nativos, que terminó imponiéndose como el idioma español. Íbidem al ser ajenas las mitologías y no haber devoción de Extremadura en América, al contrario de implicar un sincretismo alevoso y premeditado en el Tepeyac por españoles, ¿canónigos o seglares? Es más conveniente cuestionar, ¿qué mejor lugar había para que ocurriese la epifanía de la Santísima Teotokos, Madre de la Tierra, de la Vida y de la Muerte? Sí, pudo haberse aparecido en Oaxaca, Veracruz, Guanajuato, Tlaxcala, Perú,... pero, sin restarle valor a esas regiones, ¿por qué desaprovechar el Centro del Virreinato que a la vez era centro de adoración de Coatlicue-Tonantzin? Teteoinan, madre de los dioses (Teotokos), madre de Huitzilopochtli, de Atón Sebaot, de Horus. Falda de Serpientes (Coatlicue) --> Teteoinan (madre de los dioses) --> Coatlaxoupeuh (la que aplasta a la serpiente) --> Madre de Atón, de Horus, de Huitzilopochtli --> Diosa de la Tierra, de la Vida y de la Muerte --> Lilit y la Santa Muerte --> Coyolxauhqui --> La Luna a sus pies, Arabia, Guadalupe. Aunque sean coincidencias conspiranoicas, esto es más, mucho más, de lo que un incrédulo o un católico pueden desvelar, sin prescindir que es un paradigma de un deísta, positivista, pagano y jodido mexicano fiel de Nuestra Señora de Guadalupe, satisfecho de ver a Horus devorando una serpiente, sobre un nopal.

Por mi raza hablará el Espíritu... Santo.

viernes, 18 de septiembre de 2020

¿Quién fue? La impunidad del Diablo

Guillermo Robledo

Presidente de la Alianza de Paramédicos y Rescatistas del Estado de Guanajuato
Consultor y Capacitador en materia de Protección Civil.
Exparamédico voluntario de Cruz Roja Mexicana, Delegación León.
18.09.20 Mx

Aunque hay muchísmas historias paranormales que cuentan mis colegas paramédicos, enfermeras, médicos, bomberos, oficiales de Protección Civil, policías, tránsitos,... no hay ningún caso, al menos rotundo, en donde literalmente se haya aparecido un ángel, un dios, un hada, un duende, un elfo, u otro ente fantástico, para ayudar al personal durante la emergencia.

Tampoco se sabe de lo contrario, a pesar de tanta película y leyendas, no he conocido de ningún colega, al menos no de forma contundente, algún caso en donde el homicidio o agresiones, hayan sido vistos o involucrados demonios, brujas, aluxes, nahuales, vampiros, fantasmas, etc.

No niego, ni veo porqué negar la existencia de esas entidades sobrenaturales, pero curiosamente es raro, por no asegurar que nadie los menciona como parte de los rescatistas, socorristas, o agresores a la hora de la emergencia.

Más todavía, aunque la mayoría de gente es creyente y supersticiosa, incluyendo enfáticamente médicos, enfermeras, paramédicos, rescatistas, funcionarios y administradores públicos, legisladores, políticos, juristas, fiscales, jueces, actores y activistas sociales, científicos, ingenieros, y todos; las leyes, reglamentos, normas oficiales, los códigos penales, y civiles, no mencionan ni por asomo alguna entidad paranormal, ¿por qué? El investigado y enjuiciado es un humano por sus acciones, y es acusado y juzgado, por otro humano. ¿Por qué ante tanta credulidad no están impresos los entes sobrenaturales en los oficios jurídicos y políticos? ¿Qué médico o autoridad pública pone en sus reportes "fue el Diablo", "y el fantasma"?

En otras exposiciones, su servidor experimentado ha repetido y sentenciado que los accidentes, como eventos fortuitos, no existen en materia médica, en la Seguridad y Salud Laboral, en la Protección Civil, ni en la Seguridad Vial. El término "accidente" no existe en los códigos penales ni civiles, en otras palabras, los legisladores, fiscales y jueces legalmente no admiten que una agresión o muerte sea por magia o porque sí, cualquier daño fue hecho adrede o por imprudencia de un humano, punto. En más palabras, los funcionarios públicos no admiten que un daño haya sido causado por un conjuro, maldición, demonio, hombre lobo, un orco, u otro "elemental",  a pesar que sean creyentes (!!). Los perjuicios no ocurren como en las películas de "Destino Final" (la 2 es la mejor, por cierto), en donde la muerte persigue a personas predestinadas a morir en un contexto concreto. Toooodo lo contrario, nosotros buscamos a la muerte y con ansias, generamos o multiplicamos riesgos, nos gusta retar el peligro; y para los funcionarios es así a la hora de investigar, acusar y juzgar: fue una persona humana.

En México se conserva el término "accidente" en la Ley Federal del Trabajo y del Seguro Social, máxime, y en otros documentos oficiales, por desidia de los 3 Poderes, pues no hay justificación filosófica, científica y jurídica para mantenerlo. Tal pareciera que con ese vocablo quieren reducir la culpa o responsabilidad de los responsables de una tragedia, pero las querellas y demandas contra un humano proceden. Si realmente las agresiones o muertes fueran por "accidente", los códigos penales y civiles no tendrían sentido. Si las agresiones o muertes fueran por demonios, magos, fantasmas, trolls,... los códigos penales y civiles tampoco tendrían sentido. 

O si realmente las entidades fantásticas existen e interactúan en las acciones humanas para mal y para bien, han quedado impunes entonces el Diablo, vampiros, licántropos, nahuales, fantasmas, duendes,... incluyendo a Dios mismo, por millones de agravios y asesinatos cometidos directamente o en complicidad con ellos. Desde el otro polo de la emergencia, desastres, atención hospitalaria y similares, si Dios, María, ángeles y serafines, loas, elfos, hadas, espíritus de la naturaleza, las ánimas benditas del purgatorio (como decía mi abuelita), han cooperado para reparar daños, salvar vidas, curar heridas y enfermos, o mejor, son los que realmente han hecho y corregido las cosas; ¿para qué estudiamos tanto? ¿Para qué trabajamos? Es más ¿para qué se les paga a médicos, enfermeras, bomberos, agentes de policía, Protección Civil, trabajadores sociales, fisioterapéutas, etc.? Creo que es injusto que se les pague y se les agradezca si no son ellos los auténticos rescatistas, socorristas y aliviadores de las heridas y sufrimiento humano.

No es malo en sí creer en demonios, dioses, ángeles, aluxes, brujas, nahuales, chamanes, extraterrestres inteligentes; pero lo que sí es malo, muy muy muy malo, es negar la capacidad y responsabilidad humana, en causar tragedias y en resolverlas. Antes de la tragedia había humanos, y después de ella, hay otros humanos. 

Este autor, su servidor experimentado, bien intencionado y como gestor de riesgos, no pretende demostrar que lo sobrenatural no existe, sino demostrar que aun con su existencia, todas nuestras acciones, buenas o malas, nuestra leyes, reglas y normas, guías de estudio, las hemos hecho como si estuviéramos y trabajáramos solos, como equipo de humanos y sólo humanos. Sin echarle la culpa a entidades ajenas a nuestra humanidad, fuimos nosotros, somos nosotros. Para aquellas entidades hay cazafantasmas, cazadores de monstruos, investigadores de lo paranormal, exorcistas, tribunales de magos o equivalentes. ¡Ah! Por cierto eso sí, los accidentes no existen, son tarugadas, son imprudencias, negligencias, desidias, impericias, o como les quieran llamar, pero no son eventos fortuitos, un humano los provocó.

Esperando lo mejor para todos, muy buen día, y que todo sea para bien.



Salud Laboral y Protección Civil
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lunes, 19 de septiembre de 2016

¿Qué es la vida?

 

Esta quizá sea la interrogante más complicada para el común de filósofos en la Historia. Definir “vida” resulta un mucho más complicado que los conceptos de “muerte”, “ser vivo”, o incluso “Dios”. La tendencia es esquivar la definición o dejarla como una idea intuitiva, o referir las acepciones de sabios o científicos.

Es común que de impronta se confunda “ser vivo” con “vida”, pero en un esfuerzo intelectual es mayéutico que las abstracciones concluyen diferente pero conmensurables una de la otra; la vida incluye los seres vivos pero también su medio, que contiene a su vez factores abióticos como ríos, playas, montañas, rocas, clima, etc. La vida no solo puede ser representada por la meiosis vista en un microscopio por ejemplo, o la foto de un feto, sino por algo más complejo como un amanecer, la caza de cebras por un grupo de leonas, la dinámica de una galaxia, la fotosíntesis, un minero trabajando, un familia cenando, o incluso el momento de un asesinato, entre otras miles de ideas que podrán imaginar.

¿Qué tienen en común las ideas anteriores? La armonía siempre en movimiento de la existencia, sus entes y relaciones entre sí. Esto es lo que fríamente algunos podrían aceptar como “vida”. Sin embargo al ser un tema soslayado por filósofos, y al restar las palabras de los sabios, generalmente despreciadas por el común de las personas, éstas, tienden a tener actitudes románticas con el concepto, hasta llegar a ser considerado como indefinible o inefable, generando mitos psicológicamente nocivos.

Es recomendable remembrar lo que significa “ser vivo” en Biología, para tener una asociación sinérgica de ideas, el cual se define generalmente por las propiedades de éste, y aunque dependiendo del biólogo pueden variar en número, sin temor a equivocarme o peor, a tener una corrección por parte de ellos, referiré siete: 1) Reproducción, 2) Adaptación 3) Crecimiento, 4) Irritabilidad, 5) Movimiento, 6) Metabolismo, y 7) Organización. Con estas propiedades es que ocurre el enigma y discriminación de los virus como organismos, a diferencia de los siente reinos naturales, en donde todos poseen estas cualidades. ¿Qué es un virus? Esa entidad que parece tener vida pero no ser un ser vivo a la vez. Es científicamente con base en los atributos mencionados, el eslabón entre la materia inerte y la materia viva.

Religiosamente la vida es o puede ser entendida en términos de “amor”, “muerte”, quizá “Dios”. “Vida después de la muerte”, o “vida más allá de la vida”, son locuciones frecuentes en mentalidades religiosas. Aunque estrictamente el amor puede ser definido como el sentimiento que nos mueve a realizar la verdad, también puede ser concebido como la actitud de menospreciar la propia vida en favor de algo o alguien. Pragmáticamente para un secuestrador o un esclavista la vida humana tiene un precio, pero para quienes no lo son, ésta puede ser invaluable, pero para quienes aman, solo la muerte puede pagarlo.  

El primer principio religioso o al menos uno inherente, primitivo, elemental y hasta trascendental de muchas culturas, filósofos y sabios, incluyendo a su servidor, es “proteger la vida”, que generalmente no se presenta de esta manera, más corrientemente se expresa como “no matar”. La razón de manifestarlo de forma negativa e imperativa, es por la irracionalidad de la masa, como se refirió anteriormente, que se le facilita más obedecer una orden, que lucubrar sobre su principio, asimilarlo, y profesarlo. No se trata de no matar por imposición, sino de proteger por convicción. Lo cual es realmente imposible para el grueso de la humanidad comprenderlo, la dificultad intelectual es demasiada, que solo queda condicionar la voluntad. Evocando y ejemplificando, “proteger la vida” es lo más importante religiosamente para con la humanidad, para con Dios es la verdad, o cumplir su voluntad. Pero “proteger la vida” no implica proteger un ser vivo, he allí que se patenta la diferencia entre ambas ideas, y la trascendencia de una en la otra, y que resulta en un violento choque de ideas en las mentalidades frecuentes. En un ejemplo simplista, ante un alacrán deambulando en el perímetro de la cuna de un bebé, el padre o la madre tiende a matar el arácnido, no solo retirarlo con gentileza lejos de la criatura, es matarlo sin pensarlo, certera y contundentemente. O un zancudo picándonos. O una cucaracha en el piso… o un embarazo no deseado.

Sí, la secuencia lógica termina de manera violenta, pero así es, para proteger la vida, principio superior del universo, es necesario sacrificar vidas, la muerte, sí, en muchos casos no tiene legitimidad, pero eso explica la muerte del alacrán, de la cucaracha, del mosquito, de una madre en labor de parto; talando un árbol para una cabaña, yendo a la carnicería a comprar, o incluso conforme los mitos, las muertes de Quetzalcóatl, Osiris, o de Jesús.

Esperando lo mejor, muy buen día, muy buen sexo, y que todo sea para bien.

Protector de la vida, W

PD El mundo es de los vivos.

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